Recorrido por el Campo.
Comienza ahora el peregrinar del cortejo de los toros sobre el manto de pinares. En perfecta armonía toro y caballo se funden junto a la belleza del paisaje encaminando sus pasos por la Cañada de la Reina. Se realiza un singular paseo que transcurre a lo largo de pinares, riberas, rastrojos y campos cultivados, por los que los toros son guiados por los caballistas que trabajan sin pausa por mantener unida la manada hasta llegar al municipio.
Destacado es el paso de la manada por el molino del Botiller, donde se pasa del pinar a campo abierto. Narran los documentos medievales que ya desde finales del siglo XV era costumbre encerrar toros a través de panes y viñas refiriéndose al paso por sembrados, una costumbre que como vemos hoy perdura con toda su fuerza y belleza, gozando de un enorme arraigo popular. Suavemente se conduce a los toros por los campos de labor recién cosechados en busca de El Descansadero, en el rastrojo de las Hontanillas, donde la manada descansa y los caballistas reponen fuerzas con las típicas pastas y el anís o aguardiente.
Esta es la zona que precede al recorrido urbano, y momentos después, al filo de las 09:30 horas los caballistas se pondrán de nuevo en marcha para guiar el ganado hacia El Embudo, unión del recorrido campestre con el urbano, siendo espectacular la bajada por la montaña del ganado acompañado de los caballos, momento en el que se producen las primeras carreras a la vez que se escuchan los últimos trotes de los equinos.